Me pesa cada día los recuerdos y los ratos como dardos clavan este corazón. Y la melancolía me ataca por la espalda sin piedad y de pronto me pongo a pensar, si no llego a jurarte que nadie puede amarte más que yo. La tarde muere lento y las horas me consumen estoy ansiosa por volverte a ver no puedo comprenderlo como fue que la costumbre cambio nuestra manera de querer .
